Te bebiste mis suspiros y te embriagaste de mis besos, acariciabas mis mejillas y tus ojos eran el todo; Era el mundo era para mi lo real y la verdad absoluta no existía nada mas. En esos instante me entregaba con total certeza a ti , mientras mordías mi cuello mientras devorabas cada rincón de mi cuerpo.
Fuiste un ángel y llegue a ver entre mi éxtasis tus alas, negras y blancas, brillantes y opacas, traslúcidas; cerraba mis ojos y sentía tanto, sentía cómo me palpabas los órganos con cuidado, buscando algo entre ellos, sabia que te la llevarías y apreté fuerte el pasto y agarraste mi alma mientras gritaba, era alucinante, era espantoso pero tan agradable.
Veía como te la llevabas a tu boca y masticabas con tanto desespero, tus manos delgadas como cuchillo atravesabas mis intestinos, mis ojos desvariaban y el dolor era intenso, te devorabas todo y la sangre cubría tu vestido, moteado de mi, untado de mi, de mi olor y mis entrañas, llegaste a mi corazón y lo sostuviste en tus manos lo limpiabas con tu lengua mientras latía con fuerza, me mirabas coqueta y te lo untabas en tu rostro y en tu cuello.
tuviste el atrevimiento de dejar en mi pecho abierto ese hueco, cuya herida no sanaría jamás y me dejaste en el piso, a la raíz de un árbol de cerezo en llanto y vi sus flores hermosas caer, danzando junto con el viento en medio de destellos de luz y creí de nuevo, y de nuevo sentí amor del puro, y pude decir gritándote… Te Quiero!! y tu te alejabas con mi corazón entre tus dientes…
Fuiste un ángel y llegue a ver entre mi éxtasis tus alas, negras y blancas, brillantes y opacas, traslúcidas; cerraba mis ojos y sentía tanto, sentía cómo me palpabas los órganos con cuidado, buscando algo entre ellos, sabia que te la llevarías y apreté fuerte el pasto y agarraste mi alma mientras gritaba, era alucinante, era espantoso pero tan agradable.
Veía como te la llevabas a tu boca y masticabas con tanto desespero, tus manos delgadas como cuchillo atravesabas mis intestinos, mis ojos desvariaban y el dolor era intenso, te devorabas todo y la sangre cubría tu vestido, moteado de mi, untado de mi, de mi olor y mis entrañas, llegaste a mi corazón y lo sostuviste en tus manos lo limpiabas con tu lengua mientras latía con fuerza, me mirabas coqueta y te lo untabas en tu rostro y en tu cuello.
tuviste el atrevimiento de dejar en mi pecho abierto ese hueco, cuya herida no sanaría jamás y me dejaste en el piso, a la raíz de un árbol de cerezo en llanto y vi sus flores hermosas caer, danzando junto con el viento en medio de destellos de luz y creí de nuevo, y de nuevo sentí amor del puro, y pude decir gritándote… Te Quiero!! y tu te alejabas con mi corazón entre tus dientes…
By Andrés Arana
@SiendoPoeta
copyright© all rights reserved.
Hambre Abominación de un Ángel