Andres Arana

jueves, 20 de febrero de 2014

Tú, tu, tus..

Tus ojos se convirtieron en ese agujero negro hacia donde deseaba escapar cada vez que me mirabas. 

Tus brazos ahora eran esa cuna donde mi alma deseaba dormitar acurrucada mientras escuchaba los latidos de tu corazón. 

La curva de tu sonrisa era aquel lugar en que mis labios querían deslizarse sin aceptar señalamientos.
Tus cabellos eran esa fina telaraña donde me quería enredar y en la que estaba dispuesta a quedarme 
cautiva, si así mis temores lo precisaban. 

Tú eres aquel lugar del que debo escapar, pero en el cual necesito quedarme con la única intención de complacer mis deseos más inmateriales. 

DM.
#Colaboración 

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