Andres Arana

lunes, 3 de febrero de 2014

Advertencias Mudas

Lo suyo era el presagio de una partida, lo decían sus besos insípidos la noche antes de marcharse, lo avisaron sus abrazos fríos, su mirada distante, lo presagiaron sus sonrisas melancólicas y su expresión cansada.

Pude haberlo notado, eso es cierto, pero yo estaba demasiado perdida en el éxtasis que significaba para mi quererle; pude haberme percatado de lo que ocurría pero la decepción era tanta que no aceptaba que ese hombre pudiera hacerme daño una vez más. 

Sin embargo, aquella noche el insomnio se apodero de mí, cuestionándome si haberlo traído de vuelta había sido la mejor decisión, si quererle sin condiciones era lo correcto, si confiar de nuevo en él era acertado; y como si mi espíritu lo presintiera, como si yo lo sospechara, como si el latir de mi corazón lo hubiera bramado a todo dar, aquella noche me sentía mareada, estropeada, traicionada y molesta, a pesar de ello luego de un rato al fin concilie el sueño, sin siquiera imaginar lo que esperaba por mí la mañana siguiente, él se iría sin mirar atrás. 

DM.
#Colaboración 

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