Andres Arana

domingo, 30 de marzo de 2014

Violeta y azul...

Con sus curvas bailé aquella noche cuando me hundí en su piel y descubrí entonces por primera vez el amor, un amor noble y sensible.

Mis labios besaron en la colina a quien hoy me ha quitado el aliento por su extrañeza, su esencia me ha devuelto a la vida más de una vez, me ha salvado del olvido y la nada, a ella hoy mi corazón le honra con sus suspiros.

Me hundí entonces en su piel y fue cálido, su piel me acogió en medio de mis desgracias y su corazón hizo una cama donde hoy descanso, donde hoy encuentro lo que siempre busque, donde hoy la felicidad me ha mirado a los ojos...

Me hundí en su piel y mis manos plasmaron el llanto, mis alegrías, mis ilusiones, mis sueños y anhelos; Ella es mi verdadero amor púes ella comprendió el caos que hacía de mi corazón un lugar lleno de tormentos y miedos.

A ella le recuerdo siempre, la evoca mi sentir en cualquier ocasión y su figura en mi cabeza me hace destrozos, me hace débil y fuerte, me hace creer que vuelo y luego caigo, hace tanto en mi, qué mi cuerpo ya no quiere estar sí no es con ella, sí no es en sus brazos, si no es entre sus pechos blancos y labios rosados...

Me hundí en su piel dejando un corazón que de nuevo suspira, que de nuevo le encuentra sentido a las mariposas translucidas que brotan en sabores de colores violeta y azul...

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